Historia de Ninfa Deyanira López, beneficiaria de Urbanización Bellavista
La ola invernal que afectó al país en los años 2010 y 2011 dejó miles de damnificados en el territorio nacional. Muchos perdieron a sus seres queridos. Otros vieron impotentes cómo sus sueños e ilusiones quedaron sepultados bajo toneladas de lodo y agua lluvia. Años de trabajo reducidos al barro.
Historia de Ninfa Deyanira López, beneficiaria de Urbanización Bellavista
• Una casita es una alegría, pues hemos pasado necesidades, dijo entre sollozos una nueva propietaria. Se trata de Ninfa Deyanira López, quien perdió su casa por cuenta de la ola invernal de 2010 y ahora resultó favorecida con una casa de la urbanización Bellavista, en Chiquinquirá. Allí el Presidente entregó este martes 100 viviendas para damnificados por las lluvias.
Enero 31 de 2017. La ola invernal que afectó al país en los años 2010 y 2011 dejó miles de damnificados en el territorio nacional.
Muchos perdieron a sus seres queridos. Otros vieron impotentes cómo sus sueños e ilusiones quedaron sepultados bajo toneladas de lodo y agua lluvia. Años de trabajo reducidos al barro.
Y la culpable de todo aquello fue la ‘maldita Niña’, como la calificó en ese entonces el Presidente Juan Manuel Santos, que la consideró “el karma” de su gobierno.
Una de las miles de personas damnificadas por el Fenómeno de la Niña es Ninfa Deyanira López.
Ninfa no ha tenido una vida sencilla. Son muchas las dificultades que ha tenido que afrontar en sus casi 55 años de existencia. Escollos que ha superado con fortaleza y perseverancia.
López vivía en Quípama, Boyacá, en una casa pequeña de dos habitaciones, construida con sus propias manos.
“Era una casita pequeñita, de dos piecitas, el baño. No tenía nada más”, recordó Ninfa y agregó con algo de nostalgia que “estaba construida en tablita y teja”
Según relató, allí residía con su esposo, José Horomacio Rodríguez, y Michael, uno de sus hijos.
“En el 2010 la avalancha se la llevó. Eso fue una semana antes de Semana Santa en abril de 2010”, señaló.
No obstante, como siempre lo ha hecho, se levantó y armó otra casa.
“Ya después de esa avalancha fue que entre todos, con unas tablas que conseguimos por ahí, construimos otra”, explicó.
Con una dignidad admirable, López describió la casa que tuvo que levantar para abrigarse de la lluvia y el frío.
Pero una vez más, la suerte les jugó una mala pasada a ella y su familia. Hubo un escape de gas el 23 de febrero de 2016 y la casa se quemó.
“Nosotros no quedamos sino con la ropita que teníamos puesta. Nada más”, dijo entre el desconcierto y la tristeza.
Afortunadamente sobrevivieron al siniestro. Michael sufrió algunas quemaduras en la espalda, pero no fueron de gravedad.
Beneficiaria del Gobierno
Gracias a los programas de vivienda, la vida de Ninfa y su familia tomó otro rumbo, pues resultó seleccionada como beneficiaria del programa de vivienda del Gobierno Nacional.
Y es que si no fuera por esa iniciativa del Ejecutivo, sería imposible para familias como la de Ninfa tener una casa propia. Ellos son “guaqueros” de las minas de esmeraldas en Boyacá.
“Nosotros vivimos en la mina de esmeralda, pero no es que por vivir en la mina nosotros estamos cogiendo plata. No, allá existe es la pobreza. Los que salimos favorecidos, somos personas que en realidad no hemos tenido nada”, aseguró.
Ninfa guardaba en su corazón la esperanza de cruzar un par de palabras con el Presidente Juan Manuel Santos cuando le entregara las llaves de su casa.
Al ser consultada sobre qué le diría, manifestó su deseo de expresarle su gratitud al Nobel de Paz 2016.
“Gracias y pedirle a Dios y a él, que así como nos ayudó a nosotros, ayude a más personas. Todos los que vivimos aquí lo necesitamos”, manifestó.
Su felicidad era inocultable. Haber sido una de las seleccionadas para ser favorecida con el programa de vivienda del Gobierno Nacional y un posible encuentro con el Presidente de la República no es cosa de todos los días.
“Para nosotros ha sido una alegría. No tiene uno palabras para saber que uno tiene una casita”, dijo entre sollozos.
Y llegó el momento. Emocionada, Ninfa subió a la tarima a su encuentro con el Presidente Santos.
Él, luciendo una ruana típica del departamento de Boyacá, la recibió con cariño.
“Nosotros quedamos sin nada en ese entonces”, le dijo Ninfa al Mandatario, mientras él la escuchaba con atención.
Ninfa captó el interés del Presidente. Él la miraba admirado por su fortaleza.
“¿Ya conoció la casa? ¿Ya vio cómo es? ¿Cuántos van a vivir ahí?”, preguntó el Jefe del Estado.
Y ella, con la voz entrecortada, respondió: “Ahí vamos a vivir mi hijo, mi esposo, los tres. Y mi hija cuando venga”.
Le contó al Mandatario que su hija vive cerca de Fusagasugá, Cundinamarca.
“Ahí va a tener su cuartico con los nietos, porque tiene tres cuartos. Goce su casa mucho. La felicito”, le dijo el Jefe del Estado al despedirse.
Otros beneficiarios
Julio Ernesto Garzón, habitante de la vereda Garagoa, del municipio boyacense de Quípama, es otro de los beneficiarios. Pagaba 330 mil pesos mensuales de arriendo, suma que se ahorrará mensualmente gracias a la casa con la que resultó favorecido.
“Aquí tiene para que pague cero pesos y tenga usted su casa”, le dijo el Jefe del Estado al entregarle las llaves de su nuevo hogar.
El Mandatario hizo lo propio con Jorge Enrique Romero, del mismo municipio, pero de la vereda de La Floresta.
“Fue en el 2010–2011 que hubo una avalancha allá y hubo un deslizamiento, y se me fue todo”, relató Romero.
En su diálogo con el Mandatario, Jorge Enrique comentó que vivirá en la nueva casa con su esposa y que ahora no pagará arriendo, con lo que ahorrará 320 mil mensuales.
“Muchas gracias señor Presidente”, finalizó el nuevo propietario.
