Wilfredo Becerra y Freddy Urrea, son amigos, vecinos, y compañeros de extensas jornadas de trabajo en las sabanas de Magangué, Bolívar, de donde son oriundos. Ellos, como la mayoría de los habitantes de esta región que hace parte de La Mojana, una inmensa zona conformada por ciénagas interconectadas, se reconocen como “anfibios”, porque las tierras en las que crecieron y en las que habitan junto con sus familias están estrechamente entrelazadas con el agua.
Ese modo de vivir entre meses de inundaciones y meses secos, los ha dotado de un conocimiento ancestral sobre el manejo del clima para aprovecharlo y sacar el mayor provecho del trabajo en la agricultura, la pesca y la ganadería, principales actividades económicas en la región. Sin embargo, el cambio climático todo lo ha vuelto impredecible y ha desafiado esa sabiduría que heredaron de sus ancestros: "Anteriormente uno sabía cuándo iba a cultivar en tierra baja y cuándo en tierra alta, cuándo iba a quemar, cuándo comenzaba el verano, cuándo comenzaba el invierno, cuándo venía el veranillo... Pero ahorita mismo las siembras de tierra firme se acabaron por el cambio climático", explica Freddy.
Una de las peores épocas de esa variabilidad del clima que describe el campesino fue el invierno de 2010-2011, provocado por el fenómeno ‘La Niña’, que hizo que cientos de familias de la región lo perdieran todo por las fuertes lluvias. Para atender a las personas afectadas se creó el Fondo Adaptación, entidad del Gobierno Nacional que ha estado de cerca con los campesinos de La Mojana, para encontrar soluciones e incentivar la reactivación económica de la región.
Una de esas iniciativas para promover la economía popular en La Mojana es el Proyecto de Inclusión Productiva Yatí – La Bodega, con el que el Gobierno del Cambio apoya las iniciativas productivas de 16 asociaciones de la región, para beneficiar a 538 personas. Wilfredo y Freddy pertenecen a uno de esos colectivos beneficiados por este proyecto que pretende cambiarle la vida a cientos de familias para que se conviertan en empresarios del campo, como ha dicho el presidente Gustavo Petro.
En esta etapa inicial del Proyecto de Inclusión Productiva, el equipo del Fondo Adaptación entregó 1.068 cabezas de ganado adulto y 346 crías a 17 iniciativas productivas de 16 asociaciones de los municipios de Magangué, Cicuco y Mompós, en el departamento de Bolívar. “Llevamos mucho tiempo esperando esto, teníamos ciertas dudas, pero esto avanzó y ya tenemos el proyecto en nuestras manos. Como siempre digo, gracias a Dios que estos proyectos son respaldados por el Fondo de Adaptación", cuenta Wilfredo.
Este proyecto de ganadería representa una fuente de esperanza y prosperidad para estas familias. Freddy Urrea vislumbra un futuro prometedor: "Visualizo este proyecto como una empresa ganadera a gran escala en el futuro”, asegura. Esta iniciativa del Fondo Adaptación además tiene un fuerte componente de capacitación, para consolidar así las empresas agricultoras lideradas por estas asociaciones populares de La Mojana.
Es así como el conocimiento ancestral de estas comunidades anfibias se combina con las capacitaciones brindadas por el Fondo Adaptación para enfrentar los desafíos del cambio climático. "Sabemos que viene la época más cruel del clima, entonces ya estamos bastante preparados para saber cómo alimentar los animales, cómo tener ese conocimiento de prepararnos de acuerdo al desarrollo del clima”, asegura Wilfredo.
En medio de la incertidumbre del cambio climático, estas comunidades de la tierra y el agua le apuestan a combinar su sabiduría ancestral y las oportunidades que el Proyecto de Inclusión Productiva del Fondo Adaptación. Convertirse en empresarios del campo es su meta, y con el respaldo del Gobierno del Cambio esperan devolver la prosperidad a esta región en donde abundan los recursos y la vida.
