
El lugar donde quedará el nuevo Gramalote será uno con una diversidad de diez tipos de coberturas de vegetación
Gramalote necesitó vivir ciento cincuenta y dos años y once meses de historia para aparecer en las noticias de Colombia. Llegó a ellas, a las noticias, por la calamidad geológica de un deslizamiento que le hundió de cuajo casi todo lo que había construido y desde entonces, desde diciembre de 2010, Gramalote, a solo cuarenta y nueve kilómetros de Cúcuta, en el Norte de Santander, sale en las noticias por los ecos de aquel hundimiento y por las dificultades para su reconstrucción.
El lugar donde quedará el nuevo Gramalote será uno con una diversidad de diez tipos de coberturas de vegetación
Marzo 10 de 2017. Gramalote necesitó vivir ciento cincuenta y dos años y once meses de historia para aparecer en las noticias de Colombia. Llegó a ellas, a las noticias, por la calamidad geológica de un deslizamiento que le hundió de cuajo casi todo lo que había construido y desde entonces, desde diciembre de 2010, Gramalote, a solo cuarenta y nueve kilómetros de Cúcuta, en el Norte de Santander, sale en las noticias por los ecos de aquel hundimiento y por las dificultades para su reconstrucción.
Pero Gramalote comenzó a existir el 27 de noviembre de 1857 cuando la fundó Gregorio Montes aquí, en las estribaciones de la cordillera Oriental. Y aunque en principio no se llamó así (primero, como caserío, tomó el nombre de Caldereros, que es como se llama la quebrada vecina, y después le pusieron por nombre un apellido, Galindo, en memoria de un militar), Gramalote siempre ha existido por estos lados porque así se llama una planta gramínea que abunda en las laderas de los montes que rodean la población.
Es, pues, en honor a este pasto áspero de hojas de más de un metro de largas y de cuatro a cinco centímetros de ancho, que este pueblo se llama como se llama desde 1888, gracias al honor que los habitantes de entonces quisieron hacerle a la botánica que más les distinguía su entorno de ciento cincuenta kilómetros cuadrados en el cual hay desde vegetación de bosque tropical hasta bosque de niebla y subpáramo.
Con una temperatura dulce de veintitrés grados en promedio, en Gramalote se vive de la tierra básicamente: café, panela, plátano, cítricos, fríjol, aunque la ganadería ha ido conquistando terreno en los últimos años, que han sido incómodos para los gramaloteros por el colapso geológico que padecieron y que solo ruinas y recuerdos dejó. La inestabilidad de los suelos, agravada por las lluvias de aquellas épocas, sentenciaron a lo que quedó menoscabado a ser derrumbado, y desde entonces los geólogos emprendieron los necesarios estudios para determinar el punto donde la población debe ser levantada sin riesgos.
Será una nueva fundación de Gramalote. El punto escogido está en un rango entre los mil cuatrocientos cincuenta y los mil novecientos metros sobre el nivel del mar, lo que le significará poseer diez tipos de coberturas de vegetación: pastos limpios; arbolados; enmalezados; mosaico de cultivos, pastos y espacios naturales; vegetación secundaria baja; vegetación secundaria alta; bosque fragmentado con vegetación secundaria; bosque fragmentado con pastos y cultivos; bosque ripario y bosque denso alto de tierra firme. Toda una gama de recursos que le seguirán dando a Gramalote una hermandad con la botánica y, quizás, más diversa, porque el punto elegido lleva el nombre bucólico de una vereda: Gramalote quedará donde ahora está Miraflores.










