Una asociación de empresarios del campo ubicada en el corregimiento de Yatí, municipio de Magangué, ha logrado lo que muchos consideran imposible: transformar la adversidad en oportunidad, la lucha en unidad y los sueños en realidad.
En los recorridos del Fondo Adaptación por la ecorregión de La Mojana, se encuentra la inspiradora historia de un grupo de emprendedores del campo que, con valentía y determinación, han superado obstáculos y se han planteado desafíos de crecimiento, fortaleza y trabajo comunitario para construir un futuro mejor.
La historia de Asoyatí comenzó en 2015 con el anuncio de la construcción del Puente Roncador, que marcó el fin del ferry que durante 450 años había sido el medio de transporte entre Yatí y La Bodega. “Nosotros éramos vendedores del ferry. Con la construcción del puente, nos encontramos totalmente afectados. Sin embargo, nos organizamos y formamos la Asociación de Vendedores y Revoleadores del Ferry, Asoyatí”, explica José Martínez Tobio, líder representante de la asociación.
José Martínez Tobio, líder representante de Asoyatí.
El puente Yatí-La Bodega trajo numerosos desafíos, en movilidad, en la dinámica de la economía popular e impacto ambiental y ecológico, pero la capacidad de adaptarse y superar adversidades ha sido crucial para el éxito de estos empresarios del campo. “Mantuvimos la unidad y nos motivamos mutuamente. A pesar de las dificultades, hemos logrado una cohesión que nos ha permitido avanzar”, dice José.
El Gobierno de la Vida, a través del Fondo Adaptación, lideró el proyecto de Reactivación Económica para impulsar a emprendedores de los municipios de Cicuco, Mompox, Talaigua Nuevo y Magangué. El proyecto desarrolló ocho líneas de inversión, destacando la ganadería, ferretería, transporte de pasajeros, reciclaje, comercialización de alimentos, repuestos para motos, maquinaria pesada, transporte de materiales, almacenamiento, comercialización y distribución de productos agrícolas.
Además, se brindó formación gratuita en manejo de convivencia, buen trato y trabajo en equipo, esenciales para el crecimiento de los proyectos productivos. Con esta iniciativa, el Gobierno del Cambio ha fortalecido la economía popular y ha contribuido a la reconstrucción del tejido social de esta región.
La fuerza de la unidad
¿Qué los impulsó? “Después de tanto luchar y luchar recibimos la noticia de que el Estado colombiano nos había aprobado los proyectos. En 2022 comenzaron los procesos, todo lo que fue alistamiento, preparación de personal. En 2023, el Fondo Adaptación vino, el Estado estaba pendiente, y nos dieron la orden de compra, las primeras herramientas de trabajo, y nos impulsamos aún más para conseguir esta bendición”, expresa José con emotividad.
Hoy, Asoyatí está compuesta por 19 emprendedores de la región y cuenta con dos locales donde participan activamente en la comercialización de abarrotes y abastos. La confianza, la armonía entre compañeros y la colaboración estrecha han sido fundamentales para superar los retos y avanzar en los objetivos del proyecto.
Para José, como líder de este grupo, el trabajo en equipo ha sido fundamental para el éxito de Asoyatí. A pesar de las diferencias de personalidad, han aprendido a trabajar en armonía y a apoyarse mutuamente. Se consideran una familia y siempre están dispuestos a ayudarse.
Abrir las puertas de su local por primera vez fue una experiencia inolvidable y llena de gratitud. A pesar de las críticas y los comentarios negativos, estos valientes emprendedores nunca perdieron la esperanza. Sabían que, si luchaban por su sueño, tarde o temprano se haría realidad.
La asociación no solo ha brindado estabilidad económica a sus integrantes, sino que también ha fortalecido el trabajo colaborativo y la unidad. Este proyecto ha sido un sueño hecho realidad para todos los integrantes de Asoyatí. Han demostrado que, con esfuerzo, determinación y valor, los sueños pueden convertirse en realidad.
Waldo Tobio Guerra, emprendedor del corregimiento de Yatí.
Cada día sustentan a sus familias y se sienten orgullosos de haber superado todas las adversidades. Convertirse en empresarios del campo es su meta, y con el respaldo del Gobierno del Cambio esperan devolver la prosperidad a esta región rica en recursos.
“Asoyatí es parte de nuestras vidas, es el sustento de nuestras familias y lo cuidamos porque lo luchamos con esmero, sacrificio y sobre todo con valor”, concluye José.
El papel de la mujer
Actualmente, la asociación cuenta con dos mujeres cuya participación ha sido crucial. Una de ellas está al frente de una de las tiendas, desempeñando un papel vital en la organización. Gina Pola, hija de José, se encarga de las actividades de facturación y trámites administrativos.
José relata que su hija, al enterarse del proyecto, decidió hacer cursos de contabilidad y manejo de caja siguiendo sus consejos. Hoy, Gina continúa fortaleciendo sus capacidades en la universidad, demostrando que la inversión en educación es esencial para el desarrollo sostenible de la asociación.
Por otro lado, Asoyatí ha implementado estrategias para mitigar los impactos del cambio climático. Antes de establecer sus locales, participaron activamente en estudios y visitas del Fondo Adaptación para asegurarse de estar en zonas seguras ante posibles inundaciones. Gracias a estas medidas, se sienten protegidos.
La historia de Asoyatí es un poderoso recordatorio de lo que se puede lograr con unidad, determinación y un propósito compartido. En una región marcada por desafíos, han demostrado que los sueños pueden convertirse en realidad cuando se lucha con corazón y coraje.
Oficina de Comunicaciones Fondo Adaptación
Contacto:
Andrea Abril Cuervo (Periodista)
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