Julio Torres Hernández, empresario del campo en el corregimiento Isla Grande en Magangué, Bolívar, lidera Asomocais, una organización de 38 productores rurales comprometidos con la sostenibilidad y el trabajo en equipo. Asomocais no solo cultiva la tierra; cultiva esperanza, colaboración y un futuro más prometedor para su comunidad.
Asomocais es una de las 17 iniciativas productivas beneficiadas por el proyecto de Reactivación Económica del Gobierno del Cambio, a través del Fondo Adaptación.
Este proyecto ha sido la esperanza para más de 538 emprendedores del campo, que brinda nuevas oportunidades y crecimiento basados en sus conocimientos y experiencias productivas. Gracias a este apoyo, los campesinos han podido transformarse en empresarios y organizaciones agroindustriales, impulsando la economía popular y promoviendo el desarrollo sostenible en la región.
Antes de liderar Asomocais, Julio trabajaba en el transporte fluvial, una actividad que se vio afectada por la construcción de la interconexión vial Yatí- La Bodega, cambiando el panorama de su trabajo diario. "El puente nos trajo un gran beneficio que fue la conectividad que necesitábamos", reflexiona Julio, destacando tanto las oportunidades como los desafíos que esta infraestructura trajo consigo. Aunque enfrentaron obstáculos en la compensación inicial, el diálogo y la colaboración con el Fondo Adaptación permitieron que el sueño de un proyecto agrícola se pusiera en marcha.
La transición a la agricultura no estuvo exenta de obstáculos. Las dificultades organizativas y de productividad eran constantes, pero Julio y los emprendedores del campo de Asomocais se mantuvieron firmes en su misión. Su enfoque en la cosecha y comercialización directa, minimizando la intermediación, de productos destacados de la región como el plátano, la yuca y el maíz ha proporcionado estabilidad y lecciones valiosas a pesar de los desafíos del suelo y del clima.
Julio Torres Hernández lider de Asomocais
Hoy, Asomocais no solo agrupa a 38 campesinos, sino que su huella se extiende a más de 475 familias en el corregimiento de Isla Grande. La visión de Julio y su equipo es clara: crear una empresa de distribución de productos agrícolas sostenible y participativa, un legado que desean dejar a las futuras generaciones. "Cuando recibimos el proyecto, lo hicimos con mucha emoción porque fue algo que nosotros construimos, no fue algo que nos impusieron.
Si nosotros somos del campo y queremos trabajar en el campo, debemos tener un proyecto que mejore la calidad de vida de los agricultores", afirma Julio con determinación y orgullo.
Compromiso con el medio ambiente y la paz
La organización se esfuerza por reducir el uso de materiales no orgánicos y venenos agrícolas, promoviendo prácticas amigables con la naturaleza. Con un enfoque en la calidad y la sostenibilidad, Julio y su equipo están en camino de llevar productos orgánicos al mercado. Además, están explorando alternativas para aprovechar los residuos, como la hoja o mota de plátano, para el desarrollo de artesanías, contribuyendo positivamente a la reducción y aprovechamiento de residuos agrícolas producto de la siembra.
Julio Torres Hernández y Asomocais están demostrando que, con visión, trabajo en equipo y compromiso con la sostenibilidad, es posible transformar el campo y crear un legado duradero para las generaciones futuras. Su historia es un testimonio de la resiliencia y la capacidad de adaptación de los campesinos colombianos. A pesar de los desafíos, continúan luchando por un futuro mejor, contribuyendo a la construcción de la paz total en el campo.
